martes, 29 de enero de 2013

dile que echo de menos nuestras pequeñas charlas.


Y se adueño del rincón derecho de la habitación, sin ningún consentimiento, sin anteriormente firmar papel alguno; pagaba su alquiler con mi dolor, con todas mis lágrimas, con mis noches en vela, mis gritos apasionados y mis lunes por la mañana. A veces, pero solo cuando yo me despistaba, saltaba a mi garganta y yo empezaba a gritar como una loca, sin nada que me pudiera parar y sin razón por la que seguir. 
Y cuando se aferraba a mis piernas sentía que no podía, que ahí mismo tendría que parar porque si no, el mundo se abalanzaría sobre mí y ante eso, si que no puedo luchar.
Una tarde se fue, le deje ahí tirado en la carretera, sin dinero, sin comida y sin nada. 
Pero luego me faltaba el aire, sentía que no podía seguir sin su respiración, que aunque doliera, me ayudaba en cada latido de este irremediable corazón. Indiscutible era lo mucho que dañaba mis entrañas y lo poco que sentía, lo mucho que me atolondraba y lo poco que me quería. 
Y aun sabiendo esto, le deje viviendo en la esquina derecha de la habitación,como un ratoncillo iperactivo que salía y entraba de su escondite sin reparo. Y seguía sin mi permiso, con mi dolor, sin mi cordura, con mi angustia. Y siempre, eso era lo más increíble de todo, y bajo mi punto de vista, lo más frío del planeta, sin remordimientos.

domingo, 20 de enero de 2013

Si te pregunto algo sobre arte me responderás con datos sobre todos los libros que se han escrito, Miguel Ángel, lo sabes todo, vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual, lo que haga falta... Pero tu no puedes decirme como huele la Capilla Sixtina, nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto...
Si te pregunto por las mujeres supongo que me darás una lista de tus favoritas, puede que hayas echado unos cuantos polvos, pero no puedes decirme que se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad...
Eres duro. Si te pregunto por la guerra probablemente citarás algo de Shakespeare: "De nuevo en la brecha amigos míos" Pero no has estado en ninguna, nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro.
Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto, pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios a puesto un ángel en la tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni qué se siente al ser su ángel y darle tu amor y darlo para siempre y pasar por todo, por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante 2 meses cogiendo su mano porque los médicos vieron en tus ojos el que término horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que se significa perder a alguien, porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo.
Te miro y no veo a un hombre inteligente y confiado. Veo a un chaval creído y cagado de miedo. Eres un genio, Will, eso nadie lo niega. Nadie puede comprender lo que pasa en tu interior. En cambio presumes de saberlo todo de mí porque viste un cuadro y rajaste mi puta vida de arriba a abajo. Eres huérfano, ¿verdad? ¿Crees que sé lo dura y penosa que ha sido tu vida, cómo te sientes, quién eres por haber leído Oliver Twist?, ¿un libro basta para definirte? Personalmente eso me importa una mierda porque ¿sabes qué? No puedo aprender nada de ti ni leer nada de ti en un maldito libro.
Pero si quieres hablar de ti, de quién eres... Estaré fascinado, a eso me apunto, pero no quieres hacerlo, tienes miedo, te aterroriza decir lo que sientes... Tu mueves chaval.


jueves, 17 de enero de 2013

entre violín y violín se quería perder.


Has perdido los papeles de esta obra, y además, de verdad. Solo quiero que improvises, que vengas, vayas, me marees, me quieras, me odies y que dejes que el tiempo pase, que los latidos sigan  que sigas dejándote llevar entre las tan penetrantes miradas. 
Y se, que estas perdido en este teatro, que así, sin venir a cuento, todos nos hemos convertido en actores mal pagados. Olvídate de ese frustrado mundo y público que te observa, que te miente, que opta porque no hagas las cosas bien y vota por tus fallos. 
Y es que, eres el mejor actor de todo esto, eres el único que pierde tanto la cabeza que resulta hasta frustrante y que, muy a mi pesar, eres solo un humano, pero ojala algún día llegues a ser más que eso, más que dos brazos y dos piernas, y seas digno de admirar, que seas una estrella en el más allá y puedas conquistar hasta un metro más en el espacio exterior  Que yo estoy igual, tan empotrado en esta baldosa y más bailarín que la música misma. 
Y ahora es cuando tu voz y mi voz se fusionan, y se convierten una oscura golondrina de Bécquer, que volverán en tu balcón sus nidos a colgar. O en los versos más tristes de Pablo Neruda. 
Y todo se vuelve borroso por una niebla, por un montón de humo de nuestro alrededor. Solo seguimos en el teatro, con miles de ojos observándonos y perdiéndose entre nosotros. Con un guión tan disparatado que nadie se atrevería a leerlo nunca. Y es que, seguimos ensayando la obra de nuestra vida.

martes, 15 de enero de 2013

a soldado por batalla.


Solo era un alma, un alma que no se miraba el espejo por miedo a no encontrarse, que la trajeron para amenizar nuestros malos tragos y al final, se perdió entre todos los sollozos. Y déjame que te diga que yo la admiraba como observaba la rutina, como se fijaba en ese hombre que sereno pasea a su tan intranquilo perro, como esas dos niñas siguen su camino hacia el instituto y como, de repente, y sin avisar, la rutina podía con ella.
Y que triste resultaba todo sin quererlo, sin buscarlo y sin merecerlo. Se aferraba a la única probabilidad de dibujar sonrisas, a eso se abrazada durante todo el día. Se unía tanto a ese motivo que esto la creaba arranques de felicidad por las aceras, la hacia mover los pies con el compás y los brazos al ritmo de la banda sonora de Amelie.
Callaba porque no buscaba angustiar a nadie y hablaba porque tampoco buscaba parecer solo suya. Quería ser algo mas que un misero alma, un alma sombrío y tan tenue. Buscaba parecerse al regalo de Navidad de cualquier niño en África, buscaba ser más placentera que la música, un buen beso y las estrellas, y mas irritante que los chillidos de un niño pequeño y las quejas de todos frente al mundo.
Nació de una fortuita e inesperada colisión de meteoritos, de hay lo grande de sus actos y lo bello de sus palabras, de ahí que sea ese el alma que las noches las pasa en vela para velar por nuestra paz, por nuestra guerra. Y se la iban las notas del piano, el do y el re bailaban con ella en la habitación, mientras que por su parte el fa y el la siempre fueron como ella, almas perdidas. 
Así que, aunque se perdía, daba igual, era un alma fuerte y de tanto palos decidió independizarse. Y ahora vive en esa pequeña casita, en ese gran bosque, al lado de ese largo río y en ese corto camino. Por lo menos ya desprende más alegría y menos tristeza, por lo menos no quiere desaparecer, y por lo menos, y aunque cueste creer, era sensacional.

martes, 8 de enero de 2013

frecuentemente me imaginaba sus ojos sin brillos y entonces, me ahogaba.


Quiero creer que era de esas, de esas que va siempre por el lateral izquierdo de la calle para no llamar la atención, de esas, y de las pocas, que seguía creyendo en que lo importante era lo de dentro, que no tenía que cambiar para gustarle a alguien. Se ahogaba en el silencio, yo la escuchaba y la sentía a la vez. Era tan peculiar... La gustaban los dibujos animados porque la recordaban a la infancia ya perdida, era tan enrevesada que me resultaba hasta atractivo. Esa mente tan compleja era mi maldita debilidad, esas lentes torcidas y caídas en su nariz solo hacían de mí un remolino de emoción. Se la atragantaban los momentos en sus adentros y nunca dejaba que nadie lo supiera. Pero al cabo del tiempo, aprendí a leer su dolor en sus ojos, aprendí que nunca lloraba pero lo hacía, simplemente la gustaba mantenerse fuerte. Y me parecía complicada hasta el punto de que la llegue a odiar, pero aun siéndolo me conquistaban sus maneras, sus sonrisas tan vacías y sus penas, porque ella me hizo un hombre, un hombre mas grande y tan pequeño, con mas amor que dar y menos cariño que recibir. Porque yo notaba que era de las que necesitaba tiempo para si misma, tiempo para separarse de todo lo que tanto dolor la causaba, tiempo para que pase, para ordenarse, para que los días se hicieran más cortos. Pero nunca se lo dio, por miedo a parecer egoísta o por miedo a hacer daño a las personas que mas quería. Y ¿sabes? Lo peor de todo es que la entendía pero ella nunca lo supo, nunca me valoro lo suficiente y yo me moría sin haberla nombrado si quiera eso de que la quería. De vez en cuando me perdía en sus pensamientos y no me encontraba hasta pasada una semana. De vez en cuando me miraba, me moría entonces por gritarla que seguía estando aquí, para observar sus manos bebiendo café por las mañanas y su pelo alborotado al amanecer. Que aunque fuera modesta se creía la mejor, y a mi me hacia sentir igual, igual de tranquilo que antes. Que me daba igual que se mordiera las uñas, que se equivocará, que gritará y que perdiera la ternura, todo lo ganaba haciéndome sentir algo más privilegiado por tenerla. Porque no, no estoy preparado para seguir esperando, pero aquí sigo, sentado en mi columpio viendo la vida pasar.

jueves, 3 de enero de 2013

digo que sigo creyendo en las sonrisas verdaderas y los amores imposibles.


Ya estoy harta de los entretenimientos, quiero que le recuerdes que sigo estando aquí, que sigo acordándome de todas nuestras horas perdidas en el silencio, de todos nuestros tequilas entrecortados por nuestros besos y todos nuestros gemidos compartidos con la música. Recuérdaselo. Recuérdaselo y dile que a veces le veía desde la ventana y sigo opinando, eso que opino desde la primera vez que vi su pelo dorado, que era hermoso. Que se de cuenta que siempre estuve con su persona para hacerle recordar que la hipocresía sigue en el mundo pero no en nosotros, para descubrir sentimientos indescriptibles y miradas perdidas. Y a veces, pierdes la cabeza, pierdes el ritmo del Sol, y a veces, encuentras tu otro yo, tu media naranja o tu limón. Y es que cuando llega en el corazón te hace sentir un remolino de latidos y sudor, y una multitud de palabras sin sentido ni temor. Vendería mi mano si pudiera con tal de hacer ver que sigo siendo la perdedora en las batallas y la ganadora en la tristeza, la conservadora de corazones rotos y la columna que soporta cuando los demás no quieren seguir. Porque vendería mi alma al diablo con tal de ser un arranque continuo de felicidad, una serenidad constante, un espíritu tenaz. Que si me pierdo no me encuentro, pero total, ya da igual, tampoco es que tengas ganas de buscar.