miércoles, 25 de diciembre de 2013

¡el tiempo! ¡muy peculiar! ¿no crees?


Todos debemos de enfrentarnos al pequeño Simba que tenemos dentro y volver, retroceder sobre nuestras huellas y así poder definirnos. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013



¡y las comparaciones eran odiosas! Todas con sus perfectos y delicados cuerpos, con sus grandes ojos y sus brillantes pupilas y sus formas de expresar picardía en tan solo una mirada. Todas con sus brazos estilosos, sus manos delicadas que daba miedo rozarlas por si se resquebrajaban, con sus posiciones tan vacías pero que todos veían el atractivo, y sus pintalabios que tan poco expresaban su madurez. Ellas. Con sus 'quiero' y 'no quiero' en tan solo un instante, y sus manías tan superficiales, tan sin nada, tan ellas, tan sin fondo y sin sentido. Con sus grititos y sus palabras bonitas que eran más huecas que sus corazones. Y su facilidad de abrirse a los demás. Mientras que ella solo era un cuerpo a flote gracias a sus zapatos tan desgastados. Ella solo era alguien que con la mirada te lo decía todo, sin necesidad de articular palabras, alguien cuyo brillo de los ojos solo expresaba: 'sácame de aquí.' Y sus manos, solo manos, con sus uñas poco definidas y sus dedos tan larguiruchos. Su cabeza baja y su espalda encorvada solo significaba, o podía significar, una cosa: dejadez. Y pedía las cosas claras, porque ella misma las tenía, sabía lo que quería, hacia donde caminar, hacia donde seguir sin tropezarse, que quería ser y que iba a ser. La manía tonta de inventarse ritmos golpeando el índice en cualquier lugar: mesa, pared, suelo..., todo servía para que su dedo se convirtiera en una baqueta. Y no, no era de las interesantes, de las guapas, o de las que tus ojos van directamente a ella si la ves por la calle. Era de las diferentes, solo eso.