sábado, 21 de julio de 2012

un piti y un café para olvidar cualquiera de las penas.


Un día hace poco me creí fuerte. Lo era, claro que lo era, pero poco a poco mi mascara de fuerza se fue debilitando. ¡Que irónico suena ¿verdad?¡ Simplemente empezaron las malas caras, los días raros, pensando, el vivir sin ganas y las ganas de sobrevivir. Y después de aquello los sentimientos de verdad, decepciones y demasiados perdones aceptados. Ilusiones rotas, sonrisas falsas, fuerza perdida, facilidad en romper aquello que tanto me cuesta conseguir. Observar, opinar y callar. Llegas tu, lo pones todo patas arribas y te vas y me dejas aun más desconcertada de como lo estaba antes y aunque no seas presente marcaste un antes y un después. Y de repente esto que tienes dentro empieza a ser un cumulo de cosas que ya no puedes con ellas y explotas. Lloras. Entonces el cajón de tu corazón decide pararse, decide tirar la toalla, porque la capa de fuerza que se esta creando para no sufrir más es un estúpida mentira, un producto de tu imaginación, una perdida de tiempo. Y si muchos hubierais estado en mi pellejo os habríais retirado pero yo no, nunca lo hice, siempre estuve para sonreír y haceros sonreír aunque el corazón me llore.

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