jueves, 13 de febrero de 2014

las calles desiertas del olvido nunca sabrán que sigo el rastro de tu amor.

Mamá decía que había llovido fuera,                                           
que si salía me arrepentiría de haberlo hecho,
de no haber optado por cuidarme, por quererme.

¡Qué mas da! Si ya no me sentía.
Si solo era Venecia sin agua, Nueva York sin la Quinta Avenida,
un escritor sin pluma y un cuerpo sin conciencia.
Si cuando hablaba no decía palabras, cuando soñaba todo lo olvidaba,
cuando quería me frustraba y cuando podía ya me había caído de nuevo.


Revindicaba un receso para crecer y reconocerme,
para creer que podía y podía querer,
para abrir caminos, superar límites.

Y salí,
y seguí,
y deje atrás mi guerra interior para dejar paso a mi convenio de paz personal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario