lunes, 28 de mayo de 2012

aparentar no siempre es sinónimo de ser.


Hoy llueve sobre estos rascacielos y ella sigue con sus zapatitos de niña buena correteando por la ciudad. Cada vez las gotas la penetran más en el cuerpo y cada vez la cuesta más andar sobre las aceras mojadas ya que hoy sus lágrimas pasan desapercibidas entre tanta lluvia pero yo sé que están ahí. Porque yo se que el silencio es el mejor amigo en su cabeza y que la soledad es la única que la ayuda a sobreponerse de su maldita y solitaria lucha contra el mundo. Es ella y todos los demás. Yo la sigo viendo como una niña pequeña, como mi niña pequeña porque se me hace raro escuchar sus tacones cada sábado por la noche bajar por las escaleras. Sé que aunque se hace la fuerte, se mete en su habitación y hace que su música sea su única aliada, porque yo no tengo la suficiente valentía de entrar por la puerta, verla llorar y darla un abrazo. Si, soy una cobarde, una estúpida e infinidad de adjetivos más pero yo soy la única que sabe lo que ella vale, que a pesar de ser un poco borde consigue que mi estado de ánimo sea mucho mejor por momentos. Y es que muchos hablan, critican, pero ¿Acaso conocen?

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