sábado, 1 de junio de 2013

Estar: Permanecer o hallarse con cierta estabilidad en un lugar, situación, condición.


Estoy. Estoy aunque el cielo decida caer al terreno con toda la tempestad. Aunque esto de nuestros pies empiece a moverse y acabe agrietándose, dejando pasar la alegría, filtrando la felicidad. Siempre de pie aunque las paredes comiencen a juntarse colapsando la respiración, los latidos, colapsando todo lo pasado, lo vivido. Manteniéndose a flote aunque las aguas quieran crear un vendaval para así removerlo todo tan confiadas en que, por supuesto, se hundirá, se ahogará, ya que el cuerpo va perdiendo fuerzas. Estando. Solo estando. Siendo quien soporta el cielo ahí arriba para que, por lo menos, el Sol siga levantándose cada mañana y la lluvia mojándonos. Quien recoge la alegría, la felicidad, y la devuelva al pequeño centímetro cúbico que tienes en el pecho y haciendo que vuelva a latir, segura de que las piernas empezarán a bailarte sin razón, a gritar, a querer, a vivir. Quien, a pesar de que las paredes y lo suelos comiencen a encogerse, te hacía mantener la calma. Estando. Solo estando. Porque, aunque no todos lo reconozcan, todos necesitamos a alguien que roce nuestro hombro derecho con su hombro izquierdo sabiendo que está. Porque todos queremos a alguien que nos ilumine la oscuridad para demostrarle a los demás que estamos, que estamos aquí, que cuando tocamos fondo solo es para dar un paso hacia adelante. Estando. Solo estando. Ya que todos estamos para alguien de forma inconsciente o no, ya que nuestras piernas siempre tropezaron con alguna piedra y logramos sanarnos. Estando. Solo estando. Alguien que esté para que nosotros estemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario