lunes, 25 de noviembre de 2013

¡tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas!



Era silencio. Yo. Era silencio. Era aquello cuatro ladrillos y nada, nada capaz de hacer ruido y romper el silencio. Era silencio. Silencio que decía que solo había vacío, que solo había huesos y órganos dentro de mí y que lo demás estaba aún mas lejos que tú. Silencio que hablaba sin pronunciar, que contaba sin abrir la boca, que entendía sin escuchar y comparaba sin conocer. A lo mejor aquello solo era ruido pero yo estaba tan incompleta que lo convertí en silencio que aunque no hablaba nada lo decía todo. Y después de la ausencia de sonidos estaba yo, tan así, tan no sé, tan '¿Qué has hecho hoy?', tan sin respuesta. No me gustaba discutir conmigo porque aquello era solo verme ante el espejo y ni siquiera renocerme, era ver como todas mis nimiedades salían de mí tan rápido como el viento de la primavera baila entre las flores. Aquello era silencio. Era silencio ¡y que miedo daba!

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