jueves, 17 de enero de 2013

entre violín y violín se quería perder.


Has perdido los papeles de esta obra, y además, de verdad. Solo quiero que improvises, que vengas, vayas, me marees, me quieras, me odies y que dejes que el tiempo pase, que los latidos sigan  que sigas dejándote llevar entre las tan penetrantes miradas. 
Y se, que estas perdido en este teatro, que así, sin venir a cuento, todos nos hemos convertido en actores mal pagados. Olvídate de ese frustrado mundo y público que te observa, que te miente, que opta porque no hagas las cosas bien y vota por tus fallos. 
Y es que, eres el mejor actor de todo esto, eres el único que pierde tanto la cabeza que resulta hasta frustrante y que, muy a mi pesar, eres solo un humano, pero ojala algún día llegues a ser más que eso, más que dos brazos y dos piernas, y seas digno de admirar, que seas una estrella en el más allá y puedas conquistar hasta un metro más en el espacio exterior  Que yo estoy igual, tan empotrado en esta baldosa y más bailarín que la música misma. 
Y ahora es cuando tu voz y mi voz se fusionan, y se convierten una oscura golondrina de Bécquer, que volverán en tu balcón sus nidos a colgar. O en los versos más tristes de Pablo Neruda. 
Y todo se vuelve borroso por una niebla, por un montón de humo de nuestro alrededor. Solo seguimos en el teatro, con miles de ojos observándonos y perdiéndose entre nosotros. Con un guión tan disparatado que nadie se atrevería a leerlo nunca. Y es que, seguimos ensayando la obra de nuestra vida.

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