jueves, 3 de enero de 2013

digo que sigo creyendo en las sonrisas verdaderas y los amores imposibles.


Ya estoy harta de los entretenimientos, quiero que le recuerdes que sigo estando aquí, que sigo acordándome de todas nuestras horas perdidas en el silencio, de todos nuestros tequilas entrecortados por nuestros besos y todos nuestros gemidos compartidos con la música. Recuérdaselo. Recuérdaselo y dile que a veces le veía desde la ventana y sigo opinando, eso que opino desde la primera vez que vi su pelo dorado, que era hermoso. Que se de cuenta que siempre estuve con su persona para hacerle recordar que la hipocresía sigue en el mundo pero no en nosotros, para descubrir sentimientos indescriptibles y miradas perdidas. Y a veces, pierdes la cabeza, pierdes el ritmo del Sol, y a veces, encuentras tu otro yo, tu media naranja o tu limón. Y es que cuando llega en el corazón te hace sentir un remolino de latidos y sudor, y una multitud de palabras sin sentido ni temor. Vendería mi mano si pudiera con tal de hacer ver que sigo siendo la perdedora en las batallas y la ganadora en la tristeza, la conservadora de corazones rotos y la columna que soporta cuando los demás no quieren seguir. Porque vendería mi alma al diablo con tal de ser un arranque continuo de felicidad, una serenidad constante, un espíritu tenaz. Que si me pierdo no me encuentro, pero total, ya da igual, tampoco es que tengas ganas de buscar.

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